Hola amantes de la decoración. Ya sé que llevamos mucho tiempo callados y por eso os vamos a dar ración cuádruple de trabajos chulos.
Hoy os presentamos la transformación de un trastero en un despacho con mucha personalidad.
Como hemos visto que engancha más el resultado final, a partir de ahora, lo pondremos antes:
Recuperamos piezas como el escritorio y la silla, ambos de inicios del XX, con colores menos serios y muy de moda. Para romper aún más la solemnidad del mobiliario se han elegido unas lámparas desenfadadas y con contraste de tonos.
Colocamos una divertida trasera a la librería, a juego con la tapicería del banco/baúl. Nos hacemos de detalles, o tuneamos otros, para que encajen cromáticamente.
Y modernizamos el aspecto de almacenaje en armario y cajonera para olvidarnos del viejo trastero
Y éste es el cochambroso espacio con el que contábamos:
Nos hemos divertido y hemos conseguido una estancia chula y funcional.